Coral Polifónica Exedra de Sevilla

Coral Polifónica Exedra de Sevilla
Con el edificio del barranco, sede oficial de la coral

miércoles, 3 de marzo de 2010

A colación de la cuaresma . . .

El pasado domingo, tras la exitosa actuación en la parroquia de Palmete, nos quedamos la mayoría de los miembros del coro, a tomar una copa.

Como siempre se habló y debatió de muchos temas, pero hubo uno que viene a cuento narrar, y fue una conversación muy capillita entre algunos coralistas sobre versos semanasanteros.

Gracias a nuestro compañero Enrique traigo dos poemas bastantes profundos y de enorme belleza relacionados con el tema, que me disculpen los seguidores de este nuestro foro no capillitas, pero merece la pena leerlos y gozar de ellos se sea o no febrilmente semanasantero:

ESTA NOCHE, MANUEL, TÚ SOBRE EL PUENTE

Esta noche, Manuel, tú sobre el puente,
tú sobre el río, prometiendo abrazos
que nunca habrás de dar porque no puedes,
porque un madero y unos clavos dicen
que nadie es libre de morir su muerte.
Esta noche, Manuel, tú sobre el río.

Quién te puso corona de saetas,
Cachorro de Sevilla...
Quién pudo hacerte interminable el tránsito...
Hoy no se pasa: aquí muere Sevilla
mientras tu silueta va en el río
caminando otra vez sobre las aguas...
Y ya tu pelo, nebulosa trágica,
río de miel lentísimo,
va velando la muerte que te vela.
Trono moreno de Judea, pasa.
Pasa, Manuel, tuyo es el Viernes Santo,
tuyos son estos ojos que te lloran,
esta voz que te canta,
esta espuma de estrellas andaluzas.
Sigue pasando, alzado y ofrecido.
Esta noche, Manuel, tú sobre el puente.
Quién te trajo hasta mí, quién levantaba
tu belleza, tu cuerpo como un río,
lanza de luz nocturna en el costado...
Quién pudo hacer que el último suspiro
de tus labios se dé a cada momento,
desde no sé qué siglos hasta ahora,
hasta ahora, para ir diciendo al mundo,
para ir diciendo al tiempo: Así se muere.
Así mueren los Hombres.

(AQUILINO DUQUE)

y ....

EL RITO Y LA REGLA

En el patio, mi padre, con su túnica
negra, en la madrugada más profunda
de la clarísima ciudad, se ha puesto
solemnemente el negro capirote.
Silencioso es el rito, no aprendido,
sino heredado, yéndole en la sangre,
pues los siglos se ven hasta en la forma
de sujetarse el antifaz al rostro.
(Y silencioso y sin hablar con nadie,
el nazareno escogerá el camino
más corto...)
Oh padre mío,
cuánto silencio hay en este Viernes
tan lejos de mi vida,
cerrada para siempre la cancela
que a nadie espera ya.
Hoy la memoria escoge
el camino más corto para herirme.

(RAFAEL MONTESINOS)

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